Por Abraham Cortez Bernal*

La expresión “Neoliberalismo” se ha posicionado en la alta moda mediática a raíz de que el Presidente de México le ha venido asignando la culpa de muchos malestares sociales. Por ello es importante saber a qué nos referimos con “Neoliberalismo” y si guarda o no relación con el fenómeno criminal.

En principio se trata de una ideología y modelo de sistema político, que para entender mejor es preciso acudir a los siguientes antecedentes.

A partir del Siglo XV en Europa occidental comenzó a predominar el Absolutismo. Régimen denominado así porque un simple ser humano con investidura de monarca, concentraba todos los poderes del Estado supuestamente por voluntad de Dios. Bajo este sistema ocurrieron todo tipo de atrocidades y torturas de Estado cuyas modalidades rebasan nuestra imaginación.

Los abusos del poder absoluto eran tan insostenibles, que tuvo que surgir un contrapeso denominado Liberalismo, que vio la luz a partir de la Revolución Francesa a fines del Siglo XVIII. Con él se logró la división de poderes para que el Ejecutivo administrara los bienes y servicios del Estado, el Legislativo se encargara de las normas jurídicas recogidas de la voluntad popular, y el Judicial quedara obligado a la aplicación de las leyes emanadas del pueblo.

A partir del modelo liberal, todas las personas eran iguales ante la ley, lo que en materia de justicia representó un avance de dimensiones incalculables. Nacía pues el Principio de Legalidad. Antes, cualquier persona acusada falsamente estaba ya prácticamente condenada; en cambio bajo el liberalismo debía respetarse la ley y los derechos de todo acusado.

A finales del Siglo XIX, al verse los políticos limitados en su poder punitivo, empezaron a echar la culpa al sistema por los delitos que ocurrían. No era posible, decían, que con tantas garantías se protegiera más al delincuente que a la víctima, que se desprotegiera a la clase trabajadora y pobre, discurso que como era de esperarse cobró popularidad rápidamente, implementándose en varios países una política social de mano dura denominada Socialismo. No es necesario recordar aquí los terribles genocidios cometidos bajo esta nueva concentración de poder con discurso de protección social en la U.R.S.S., en el Fascismo italiano o en el Nacionalsocialismo alemán.

Entonces los estados se dieron cuenta de que brindar sólo garantías al delincuente era un extremo, pero dar poder ilimitado al Estado con el pretexto social era otro extremo aún peor, por lo que, como afirma Mir Puig, la Segunda Guerra Mundial culminó con una fórmula sintética denominada Estado Social y Democrático de Derecho. Es decir, se debían proteger las garantías de todo inculpado, pero también a las víctimas y a los sectores sociales más vulnerables.

Es a partir de los años 80 del Siglo XX, cuando comienza a globalizarse desde Estados Unidos y Reino Unido un nuevo sistema político basado en el libre mercado, donde consumidores y empresarios deciden la economía de las naciones, sin que el Estado intervenga de forma considerable en materia político económica, lo que se conoce hoy como Neoliberalismo.

Ello trajo como beneficio un gran desarrollo económico a nivel internacional, viéndose ampliamente favorecidos muchos sectores de la población, y más aun aquellos con buena capacitación técnica. No obstante otros que no lograron entrar a la dinámica de competencia se vieron afectados, generándose desigualdad. Ello, de acuerdo con Mir Puig generó frustración y en consecuencia criminalidad. El error político criminal del Neoliberalismo radica en desatender estos brotes de criminalidad, dando la respuesta estatal más barata, sencilla y popular que es la cárcel, y encima sólo para personas con estereotipo determinado; en vez de abordar aspectos preventivos y un verdadero tratamiento para la erradicación de los conflictos. Con esta puerta falsa, se viene atacando poco a poco al Estado Social con penas más severas, nuevos delitos, y reducción de garantías; mientras los académicos intentamos hacer notar que la falta de prevención es peligrosa para todos y que la falta de garantías le puede tocar a cualquiera que esté en el lugar y momento equivocado.

Ciertamente el neoliberalismo tiene su impacto en política criminal, pero culpar a este modelo por crímenes concretos, es un sofisma poco comprendido y poco responsable.

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Ver en periódico El Mexicano de fecha 20/02/2020

*Máster en Derecho Penal y en Criminología por la Universidad de Barcelona /
Presidente de la Academia de Ciencias Penales de la Universidad Autónoma de Baja California, Fac. Derecho, Tijuana.

5 thoughts on “Neoliberalismo y sistema penal

  1. Excelente recorrido muy práctico y concreto. Concuerdo totalmente con la no relación del modelo con la consecuencia como efecto en impacto social en el ámbito delictivo… Saludos

    1. Muchas gracias estimado colega. Afectuoso saludo.

    2. Muchas Felicidades David Fernando Rodríguez Robledo, por tu labor profesional siempre tan admirable. Saludos

  2. En relación al tema que usted muy claramente nos expone y después de analizar los modelos de sistemas políticos planteados es evidente que se ha avanzado en gran medida conforme la evolución de los mismos, y si bien es cierto que probablemente el neoliberalismo a descuidado un poco es aspecto de la prevención y con ello el incremento del brote criminal, no podemos olvidarnos de los grandes beneficios que trajo consigo, pero es claro que con el transcurso del tiempo seguiremos evolucionando y una vez ubicadas las desventajas será un poco más fácil trabajar sobre ellas y así ir mejorando..

    SALUDOS CORDIALES.

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