Dos de los rubros debatidos entre candidatos presidenciales el pasado domingo guardan relación directa con la Política Criminal, es decir, con las acciones de gobierno relacionadas con el tratamiento de los fenómenos delictivos en todas sus formas y clasificaciones. El primero Seguridad Pública y Violencia; y el segundo Combate a la Corrupción e Impunidad.
Por orden alfabético, el candidato Anaya Cortés, Ricardo, propuso dos grandes ejes: 1. La prevención del delito atendiendo sus causas, desde el deporte, la cultura, el trabajo y la educación; y 2. Enfrentar al crimen con estrategias novedosas, entre las que precisa a) Desmantelar a las organizaciones criminales, haciendo énfasis en que desmantelar es distinto a “descabezar”, pues con esto último no se erradica el problema; b) duplicar a la Policía Federal, c) Profesionalizar a los cuerpos policiacos; y d) seguir apoyándose en el Ejército y la Marina Armada de México, hasta en tanto se cuente con policías confiables. La propuesta tiene sentido, no obstante merece la pena analizar presupuestalmente cómo duplicar a la policía federal; y si la utilización del Ejército y la Marina Armada de México va en consonancia con la reciente Ley de Seguridad Interior.
López Obrador, Andrés Manuel, precisó que combatir la pobreza es fundamental para combatir a la delincuencia. Buena parte de su espacio fue utilizada para subrayar los problemas de seguridad que existen. Como propuesta destacó que evitaría la corrupción a través de su ejemplo, y que a partir del primero de julio, se reuniría con un equipo interdisciplinario para determinar qué estrategia van a seguir, sin descartar su polémica propuesta de amnistía.
Cabe destacar que la amnistía no es precisamente un disparate, sino una figura jurídica que ya existe en el artículo 92 del Código Penal Federal, así como en códigos penales de los estados. La palabra amnistía viene de “amnesia”, u olvido, y ciertamente extingue la acción penal, más no la reparación del daño. Es funcional cuando de ejercerse la acción penal se provoque un problema social mayor. Por ejemplo, ¿Qué tragedia habría ocurrido si en 1994 se condenara a cada uno de los que participaron en el EZLN? ni siquiera habría capacidad estatal para encarcelarles a todos además de que se habría generado más violencia. No obstante, da la impresión de que el candidato desconoce en qué consiste y en qué casos aplicarla, pues nunca la abordó a fondo. Contrario a lo que afirma, la amnistía sí implica impunidad, pues «impune» significa semánticamente «sin pena».
Meade Kuribreña, José Antonio, propone un Código Penal único a los primeros cien días de su gobierno, lo que definitivamente es un acierto. No obstante, dicho código es un proyecto que tiene varios años en puerta, existiendo ya a la redacción completa a cargo del Instituto Nacional de Ciencias Penales, es decir, de todas maneras se trata de una reforma inminente. Afirma que cuadruplicará la capacidad de investigación de las fiscalías, porque ciertamente ello generaría mayor seguridad jurídica y menor impunidad, aunque sin precisar cómo lo hará o con qué recursos. Otro acierto es la estrategia de prevención transversal que propone, al igual que Anaya y Zavala. Desafortunadamente se pronuncia en favor de la Ley de Seguridad Interior en todos sus términos; así como en contra de la descriminalización de las drogas, porque dice, ello no basta para abatir a la criminalidad.
Rodríguez Calderón, Jaime Heliodoro, expresó literalmente una frase con la que coincidí en todos sus términos, dijo: “Esta parte de la seguridad nacional, tiene que ver con que no hagamos propuestas populistas”. Estuve a punto de aplaudirle, cuando minutos después, propuso incluir el castigo de «mochar» la mano a los que roben, lo que nulificó la seriedad de su propia candidatura, y desmereció sus nociones mínimas sobre derecho internacional de los derechos humanos.
Zavala Gómez del Campo, Margarita Ester, enfatizó que adquirirá la mejor tecnología, “hacer lo que tenga que hacer” para que no haya impunidad, el que la haga la pague. Dijo sería prioritaria la investigación de feminicidios, trata de personas y desaparición de personas. Que para ello utilizaría todo lo que esté a su alcance incluso a las fuerzas armadas, así como independizar de nuevo la Secretaría de Seguridad Pública. El grave problema de “hacer lo que se tenga que hacer” es que implica la violación a derechos humanos que se vivió con Felipe Calderón, o peor. Más de una persona se ofendería cuando dijo “vi a Tijuana cambiar”, pues ciertamente, no se había visto tanta violencia ni atropellos, ni el ingreso ilegal del ejército a cientos de hogares en Baja California, como en aquel sexenio.
Por supuesto, las propuestas anteriores no definen aún quien sería mejor presidente. Lo planteado por los candidatos en uno de los ejes de gobierno, es apenas un indicio de su plan. Falta analizar el resto de las áreas, ver la capacidad e ideología de sus colaboradores, y por supuesto, saber si lo van a cumplir.
Ver en Periódico El Mexicano de fecha 25 de abril de 2018
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Muchas gracias. Un cordial saludo
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